Yo, Matias

Cada chico cuando se acerca al año empieza a sumar un repertorio de pequeños “Trucos”, destinados a sus apariciones en público. Estas hazañas son aprendidas por reiteración abrumadora de sus señores padres. Algo que en nuestro caso, no podía faltar.
Dentro del espectáculo que hoy ofrecemos en las presentaciones de Matias Luka, se destaca la pregunta sobre la cantidad de años próxima a cumplir. La respuesta es un dedo levantado de su mano derecha, justamente significando el número uno.

Hay ciertas especialidades que desarrolla exclusivamente con la Mamá, como darle un beso cada vez que ella lo solicita. Y otras que hace sólo con el Papá, que sería unir sus cabezas con un golpecito en la frente, al llamado de “Cabecita”.
Con sus juguetes también fue adoptando nuevas interacciones. Cada vez que agarra un autito, realiza un ruido tratando de emparejar el clásico sonido de motor que los grandes hacemos. Les habla a sus muñequitos y revolea cada pelota que esté a su alcance.

Le gusta hacer ruidos con la boca sacando la lengua y hace el sonido del indiecito.
Esta empezando a bailar con ciertas músicas que le gustan, sonríe cuando escucha el ruido de las llaves (cerca del horario donde Susú vuelve a casa), y se ríe a carcajadas con el clásico juego de Matias se va a Paris con un caballito gris (en especial en la parte que está por llegar el galope, galope, galope).
Es muy emocionante la respuesta de un hijo a los distintos estímulos que uno le brinda, cada vez la conexión es mayor y se siente la absorción de las pequeñas enseñanzas que uno va dejando. Además, Mati va aprovechando estas proezas para un crecimiento personal, y esto a su vez le permite una creación permanente de su propio mundo.

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