Friday, July 14, 2006

El señor de los mocos


Seguimos en pleno invierno y la gripe nos acompaña fielmente a nuestro lado. Una vez más he caído en sus manos, dejándome congestionar mi nariz y elaborando un malestar en la garganta. Todo abrochado por un dolor de cabeza y un cansancio generalizado. Sin embargo, no soy el único que está de su lado en esta casa.

Mati viene chorreando mocos a lo pavote. Cada mañana es una canilla abierta esperando ser limpiada una y otra vez, produciendo una montaña de servilletas y pañuelos descartables, que lentamente se van apoderando del living.
Despejar a Matias de sus secreciones nasales no es trabajo sencillo. Primero hay que luchar por acercar el utensilio limpiador a su nariz, luego hay que redoblar el esfuerzo para realizar la típica operación de sonado. Las principales armas del defendido son el movimiento de la cabeza y la ayuda de sus manos para repeler el ataque.
Ahora, si es necesaria la utilización del clásico aspirador nasal (también conocido como pera de goma) la cuestión se complica a la décima potencia. Una guerra se desata entre el bebé y sus padres, un momento de llanto y desesperación que deben ser superados sin temor. No recomiendo la elección de este proceso, si lo realizará sólo un adulto.

En nuestro caso, yo trato de controlar la embestida del pequeño tratando de sostener sus manos y pies, mientras Susú se encarga de succionar las mucosidades de cada orificio.
Una vez finalizado, las lágrimas se detienen como si aquí no hubiese pasado nada.
Son momentos bravos, donde es muy común sacar esas sonrisas nerviosas que aparecen cuando uno se siente incómodo. Es muy difícil no recibir el golpe cuando tu hijo llora desconsolado, pero hay que tener en claro que simplemente lo hace por fastidio.
Es necesario limpiar bien la nariz para que pueda respirar mejor y tenga una rápida recuperación. Es exactamente las cosas que hacemos cuando nosotros estamos resfriados.
No voy a utilizar una vieja frase de un viejo diputado HP (y no exactamente por las impresoras) para cerrar este post, sino que diré “El invierno es parte de nuestras vidas tanto como los mocos, así que bienvenidos sean pero no jodan mucho”.

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