Que tipo jodido

El frío se ha vuelto medio jodido. Que voy, que no voy. Mañanas de 2 grados, tardes de 18. En mi época el otoño era otoño y las camperas se usaban desde abril. Ahora parece que todo es un efecto invernadero. Veranos de café con leche e inviernos de helado.
Ya estoy podrido de prender y apagar la estufa, de sacar y guardar los abrigos y de llevar la bufanda a todos lados por las dudas. Las frazadas se mantienen porque uno descansa mejor cuanto más tapado este.

Igualmente, peor es el caso de Mati. Los bebés siguen cumpliendo las estaciones a rajatabla. En estos momentos estamos en la temporada de pulóver y campera, sea el día que sea y haya la temperatura que haya. A lo sumo si esta muy fresco se utilizan los polar o, en el peor de los casos, el calor de hogar.
Otro de los recursos que usamos para pasar el invierno es mantener la leche materna. Un alimento con propiedades que fortalecen las defensas. En las últimas semanas se vino complicando el tema pero nuevamente Susú logró superar los objetivos. Cuando pase el año la conexión se mantendrá con los mimos y los besos, es decir sin Teta.

Uno de los temas que no varía con los años y se mantiene siempre igual, es la franja horaria de luz solar. La misma limita bastante la salida diaria que tienen madre e hijo cada tarde de lunes a viernes. Durante la noche baja la temperatura y complica el paseo.
Ya terminará el otoño y vendrá el invierno, en algún instante volverán las abultadas camperas, los guantes, las bufandas y mis queridos gorros de lana. Por su parte, Matias Luka tendrá su poncho, medias largas, botas de piel, y trajes térmicos, lo mínimo indispensable para estos casos.

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