Saturday, April 15, 2006

Aplausómetro


En este devenir de nuevas actividades que propone la fase de mayor evolución en la existencia de cualquier ser humano, es decir los primeros tres años de vida, cada semana queda como noticia vieja ante las nuevas cualidades del bebé.
Uno no deja de sorprenderse y emocionarse ante las simples proezas que comienza a implementar su hijo. La primera vez que sonríe se festeja como un premio Novel, el día que logra mantenerse sentado es similar a recibirse de médico, el dominio por si sólo de la mamadera se asemeja a conducir un cohete a la luna...

Estos síntomas de crecimiento sirven para ir tomando confianza con respecto a los nuevos retos que cada vez serán más complicados, y en una primera etapa se complementarán con el gateo, el caminar, el hablar y dejar los pañales.
Pero antes de llegar a la recta final de este período, todavía nos quedan varias metas por alcanzar y que también son importantes en diversos aspectos. Por ejemplo, hoy nos dedicaremos a la última adquisición de Mati, el famoso “Aplauso”.
El miércoles pasado estando los dos solos jugando en la cama (con la televisión de fondo, no lo voy a negar) sin previo aviso, sin trompetas o campanas anunciadoras, “el Tute” movió sus brazos para unir sus manos y formar un aplauso, algo que repitió tres o cuatro veces. La emoción me invitó a participar y acepté. Quise incrementar la actividad gritando “Bravo” mientras aplaudía pero no tuve el éxito deseado. Sin embargo, a los pocos minutos Matias volvió a la carga y unió nuevamente sus palmas.

Esa misma noche Susú me confirmó que aquel había sido el día del estreno y que la realización estaba basada en las ganas del ejecutor, no había influencias posibles.
Esta acción en soledad puede ser tomada como algo muy sencillo y poco llamativo pero cuando un bebé de siete meses la realiza por primera vez es una muestra de coordinación que ratifica su dominio motriz. Además, el aplauso es el significado del éxito alcanzado.

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