El último Bastión

Hasta hace unos días dentro de mis posesiones más preciadas contaba con el control del (valga la redundancia) Control Remoto. Algo que nos pertenece a los hombres por Principio Divino. Las demás cuestiones pueden ser un tira y afloja pero con la TV no hay trato.

Cumpliendo el rol de Edipo Rey (a medias), Mati comenzó compartiendo a mi mujer. Luego me despojó de horas de sueño, me privó de llegar a casa y recostarme en el sillón, me indujo a limpiar caca ajena, impuso sus canales infantiles que dejaron de ser parte del zapping para quedarse de forma definitiva y, últimamente, esta tratando de utilizar el teclado cuando estoy en la computadora.
Todo eso uno puede dejar pasarlo por alto, ahora que agarre mis controles remotos así como si nada... Todo tiene un límite.
Yo trato de encontrar un resquicio, una negociación. Si el tiene el aparato de la TV, yo tengo el de la video. Sin embargo, el siempre quiere los dos.

Digan que todavía no cambia los canales, solamente los utiliza para llevarlos a la boca y babosearlos, de esa forma logró sacarle el envoltorio a uno de ellos.
No importa, todavía pienso dar batalla. Si ahora cedo que será en un futuro con el auto, la tarjeta de crédito, la playstation, etc.
Puede ser que exagere, que como sólo hay una televisión* en la casa (y encima es la más chica) el pánico se haya apoderado de mí. No lo sé, pero por las dudas mantendré la idea de formar una liga denominada “DDPST”:
Defensa Del Padre Sin Televisión. Y ahí los quiero ver...

*Nota: hace casi un mes la Sony de 25 pulgadas esta en reparación. Como tiene garantía los tiempos de espera se duplican.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home